¿Tiene usted tres minutos para hablar de… “Del Revés 2”, emociones y sistemas de creencias?
Sobre cómo "Del Revés 2" te obliga a preguntarte sobre cuáles son las emociones y sistemas de creencias que controlan tu vida.
Mientras veía “Del Revés 2”, atrincherado en mi butaca en la oscuridad y armado con un buen cubo de palomitas (de colores, siempre), pensaba que esta saga puede abordarse desde la objetividad periodística, claro, pero que su significado final y último se alcanza en la subjetividad pura y dura. Pensaba en ese momento en el que dejas de evaluar una producción por su calidad cinematográfica intrínseca y empiezas a hacerte preguntas íntimas y personales.
Esto es algo que ya ocurría en “Del Revés”, el film de Pete Docter y Ronnie Del Carmen estrenado en 2014. Un film que siempre he sentido que me hablaba muy en primera persona precisamente a través de dos metáforas realmente poderosas… La primera atañe a las islas de la personalidad creadas a partir de recuerdos especialmente valiosos que, sorprendentemente, pueden hundirse en el vacío cuando nuestras vidas se ven sometidas a cambios que nos obligan a adaptarnos y revisar las formas en las que nos relacionamos con el mundo a nuestro alrededor. (Fun fact: siempre que veo esta peli, pienso que mi isla de las payasadas es igual de grande que las otras dos grandes islas de mi personalidad: la familia y la amistad).
La segunda se refiere a la síntesis del tránsito de la niñez hacia la adolescencia a través del arco argumental de Alegría y cómo se ve obligada a aceptar que Tristeza no solo es necesaria, sino que incluso puede resultar de muchísima ayuda en determinados momentos. Atesorar recuerdos de épocas pasadas, sublimar la empatía con los seres queridos, encontrar soluciones creativas…
Todo ello encuadrado en un sistema formado por cinco emociones primarias (Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Asco) en el que una de esas emociones es la encargada de articular el trabajo del conjunto. Esta es otra de las cosas que me mata del “Del Revés”: lo inteligente que es al mostrar cómo funcionan las emociones de otros personajes como el padre o la madre de Riley, dejando claro que cada persona se ve gobernada por una emoción distinta.
Pequeño paréntesis. Hace un tiempo, en una cena, alguien explicaba que en su trabajo habían hecho un curso de gestión de las emociones en el que debían identificar cuál era la emoción que, en su caso, gobernaba al resto. Al preguntar por su caso concreto, aluciné cuando me respondió “la ira” sin pestañear. Entonces, comenté en voz alta que no tenía muy claro cuál era mi caso… Y, con la misma velocidad, me soltó: “la alegría, clarísimamente”. No le faltaba razón: la alegría suele ser mi estado de ánimo habitual, con dulces escapadas frecuentes hacia la tristeza más melancólica y menos frecuentes hacia una ira en forma de asesino silencioso.
Y así llegamos a “Del Revés 2”, la película de Kelsey Mann con la que, sin embargo, no conecté tanto desde el principio porque Ansiedad no es una emoción con la que tenga una relación fuerte. Me divirtió especialmente la escena final, cuando la sientan en el sofá para que se tranquilice y le recuerdan que no puede preocuparse por cosas que escapan a su control… Porque eso es algo que me sale de forma natural en las ocasiones en las que la vida me sobrepasa y empiezo a sobrepensar sobre cosas que no están bajo mi control.
Pero entiendo que la ansiedad es uno de los grandes problemas de la existencia del mundo de nuestros días. Y también entiendo que amigos que sufren la presencia y potencia de Ansiedad hayan salido del cine totalmente fascinados por cómo el film de Pixar vuelve a hacer lo que ya hizo en la primera parte: darte herramientas para que te expliques a ti mismo a través de una historia, un cuento, una metáfora. Admito, además, que “Del Revés 2” contiene una de las imágenes más poderosas que he visto nunca en cine: Ansiedad paralizada en medio de un torbellino y con una tristísima lágrima cayendo a través de un rostro congelado por la angustia.
Pero, sobre todo, resulta que, aunque no me vea espejado en la trama de Ansiedad, sí que me espejo sobre el otro arco argumental de “Del Revés 2”: ese que habla sobre cómo nuestros recuerdos se entrelazan para formar sistemas de creencias… Y sobre lo peligroso de regirse de forma exclusiva e inflexible por un único sistema de creencias, ya sea este absurdamente feliz (“soy una buena persona”) o dolorosamente angustioso (“no soy suficientemente bueno”).
Los sistemas de creencias deben ser flexibles y permitir que unos convivan con otros… De tal forma que otro de los grandes pasos hacia la vida adulta consiste en admitir que a veces eres buena persona, pero otras veces eres un capullo integral. Y no pasa nada. Puede que no sea bueno ser un capullo integral, pero es sanísimo admitir que a veces lo eres, no flagelarte por ello e intentar que el resto de sistemas de creencias acaben por compensarse los unos a otros.
Por todo esto adoro esta saga de Pixar… Porque desconecta al crítico que hay en mi cabeza y me obliga a plantearme preguntas sobre emociones y sistemas de creencias. ¿Y tú? ¿Cuántas preguntas te has hecho después de ver “Del Revés 2”?
¿Tiene usted más de tres minutos?
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