¿Tiene usted tres minutos para hablar de… “Loneliness” de Pet Shop Boys?
Cuando tenía 11 años, me obsesioné con “Being Boring” porque, sin saber ni papa de inglés, conecté por instinto con el zeitgeist homosexual predominante a finales de los 80: el choque de la apariencia cool contra la triste añoranza de un pasado, presente y (probablemente) futuro que nunca viviríamos. Más tarde me engancharía a “Can You Forgive Her?” justo en el momento en el que más difícil me resultaba perdonar a ciertas personas a las que estaba destinado a defraudar (y estaba defraudando) precisamente por no poder ser quien yo quería ser.
Por mucho que me avergonzara admitirlo en público (porque no tenía ni 20 años y era medio gilipollas), “New York City Boy” me atrapaba en 1999 por ser una desvergonzada celebración en público de la comunidad de la que anhelaba formar parte. Y también hay muchas otras canciones de Pet Shop Boys que me han ayudado a explicarme a mí mismo en la vida adulta… Por poner un único ejemplo, “Vocal” es tal y como se siente mi cabeza cuando estoy de fiesta y lo único que quiero es cerrar los ojos y formar parte de una masa humana de placer mientras suenan canciones en las que, por favor te lo pido, espero que cante alguien.
Toda esta chapa viene a que Pet Shop Boy lanzaron “Loneliness” la semana pasada y, sinceramente, nunca dejará de sorprenderme cómo estos dos tipos son infalibles a la hora de componer canciones que habla de los renglones torcidos de mi existencia.
Para empezar, y si nos atenemos a lo puramente musical, “Loneliness” es una verdadera delicia que es capaz de mirar hacia el futuro sin olvidarse de los ecos del pasado. El futuro, por cierto, lo pone James Ford como productor y hace pensar que “Nonetheless”, el próximo disco de Pet Shop Boys, será cosa seria. El pasado está ahí para quien quiera escuchar: las cuerdas remiten al melodrama bigger than life de temas como “Numb”, eso sí, matizado por las trompetas de optimismo bailable de “New York City Boy”. El synth-house es puro “Electric”. Los coros drama queens recuerdan a “Nightlife”, un disco que cada vez me apetece más reivindicar.
El videoclip de Alasdair McLellan entronca con el mood de la época de “Behaviour”. Recurre a lo particular de un chico armariado que es incapaz de vivir su condición sexual en un entorno hiper-masculino y heteroforzado (ese tipo de entorno que todos sabemos que es puramente maricón) para abordar algo mucho más general: la “Loneliness” del título. Que, por cierto, me niego a traducir como “soledad” porque me parece que “solitud”, aunque esté en desuso, es una palabra mucho más sentida y adecuada para este contexto.
“Loneliness” llega en un momento de mi vida en el que he aprendido a lidiar con la solitud en los lugares y momentos más inesperados. Puedo sentirme desesperadamente solo en medio de un grupo de personas que creía que eran mis amigos pero que de repente me parecen ajenos, lejanos, marcianos. Puedo sentirme desconectado de mi entorno en un festival de música en el que de repente no sé qué hago. En un evento en el que soy incapaz de divertirme por mucho que todo el mundo a mi alrededor parece estar pasándolo pirata. En un viaje. En una cena. En cama ajena.
Y sé que, al final de todo, de lo que están hablando Pet Shop Boys es de la solitud en la era de la hioperconectividad, de añorar los tiempos en los que no teníamos Whatsapp pero estábamos conectados de forma más profunda a aquellos a quien elegíamos querer. Tiempos en los que la tristeza dolía menos porque no se filtraba a través de las grietas que quiebran los muros de felicidad artificial que nos esforzamos por performar en Instagram.
Sé que esta solitud de la que hablamos surge cuando no eres honesto y te mientes a ti mismo y te metes en situaciones que no te representan y en las que probablemente nadie te haya llamado porque, para qué lo vamos a negar, en verdad nadie te quiere allá. Resulta imposible que, si vives en el siglo 21, este mensaje no te escueza en el alma. Pero también es de agradecer que Tennant y Lowe desplieguen el ritmo, los coros, los vientos y las cuerdas de “Loneliness” como un salvavidas al que agarrarnos para salir precisamente de las aguas de la solitud y recordar que allá, en la tierra firme desde la que nos cantan, es donde por fin estaremos acompañados.
¿Tiene usted más de tres minutos?
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